LIBERTAD DE EXPRESIÓN
Por: Emmanuel Ramírez.
Si bien es cierto que la libertad de expresión ha ganado terreno en los últimos años, la realidad es que por el simple hecho en y por la obviedad en la que se encuentran sus palabras tendría que fungir desde siempre, cosa que aún en tiempos “modernos” no se ha dado. El poder expresar tus ideales sobre cualquier tema, ya sea, político, religioso, económico o social, sigue teniendo un alto costo. Juzgarte por la manera en la que piensas se ha vuelto tan cotidiano en una sociedad que día con día se vuelve más vulgar y confunden la libertad de expresión con mil cosas que no tienen relación alguna, juzgando a diestra y siniestra temas que no comprenden o que sencillamente no son de su incumbencia. Citando al Benemérito de las Américas (el respeto al derecho ajeno es la paz), traemos a colación una frase que muy pocas veces se pone en práctica y que pierde todo sentido cuando nuestros instintos primitivos se apoderan de nuestra razón. Algunos confunden la libertad de expresión con el libertinaje de expresión, y algunos otros simplemente no lo entienden o toleran.
Los derechos son fundamentales, siendo pieza clave en un mundo oportunista lleno de opresores y sistemas completamente dañados que invierten en mantener sedados a los consumidores, sistemas que están preocupados en una libertad de expresión que influya a conveniencia en la conducta colectiva. La libertad de expresión no es una cuestión de provocación, más bien está encaminado al respeto y la promoción de los derechos humanos, en donde podríamos remarcar la palabra derecho como una de tantas que ha perdido el peso con el paso del tiempo, considerando que alguna vez la tuvo. Sin la oportunidad de opinar libremente, la humanidad completa está destinada a la pobreza y estancamiento, manteniéndonos en una parálisis intelectual. Sin embargo una de las grandes herramientas de gran valor y que sin duda está revolucionando el mundo, apoyando en gran medida la libertad de expresión, la cual nos permite compartir ideales y sentimientos (siendo responsabilidad de cada persona) es sin duda el internet. Pero incluso en internet la libertad de expresión se ve fracturada por elites conservadoras que solo buscan obtener beneficios a su círculo. Pero aún en estas condiciones el internet te da un mundo de oportunidades, las cuales tenemos que atesorar.
Si bien el poder expresarte libremente por los senderos de la vida se mantienen en constantes cambio, los miedos se hacen cada vez más presentes al no poder emitir información que comprometa o ponga en riesgo ciertos intereses, siendo la censura, un sinónimo bastante blando incluso romántico para describir un vil “cállate o te mato”. El riesgo crece cuando el mismo público al que te diriges ha sido manipulado y amedrentado por el sistema. Durante mucho tiempo se ha buscado mantener un estandarte de esperanza que al parecer ha perdido todo significado. Las miradas acusadoras llegan a ser tan ruines que te hacen creer que lo que piensas, dices o haces es incorrecto, colocándote un bozal cuando lo creen pertinente o impertinente.
En conclusión, la libertad de expresión la podríamos ver como un dulce trofeo de los dioses, que para los mortales es inalcanzable, quedándonos en nuestro sueño guajiro, al menos aquí en nuestro México, un país en que seguimos viviendo aferrados a chaquetas mentales soñando con el paraíso, en donde tu cabeza tiene precio, en donde se complica mucho el poder emitir y hacer valer tus derechos. Tendremos que seguir viviendo en un México en donde la libertad de expresión se transforma en unos juegos del hambre.
